solo cuando murio


derenpente todo quedo en un leve silbido a mis oidos,
derepente todo el mundo se paro y se miro a la cara,
derramando lagrimas de arrepentimiento por el tiempo perdido ,
ganando conclusiones sobre ellas mismas,
queriendo ser algo mas que carne y hueso siendo completamente alma y amor.
derrepente la vida dejo de estar en blanco y negro,
y se dividio en matizes,
el ser humano fue libre al fin.
las personas dejaron de tener deseos carnales y se fundieron en el mas profundo corazon,
sentiendo el AMOR,
sentiendo todo a su alrededor,
todo el entorno,
sentiendo sus vibraciones,
sentian el aire por primera vez acariciar su rostro,
y los rayos solares dorar su piel.
derrepente el ser humano fue pura bondad.
derrepente el ser humano murio libre,
solo y bondadoso,
solo vvio unos instantes antes de desaparecer de la tierra y de la memoria.



"Temale a la muerte aquel que nunca disfruto la vida, muera en paz el que se dio cuenta del valor de las personas".

lunes, 12 de noviembre de 2007

Taxi Driver.











El otro dia junto a mi amigo juan , me compré la edición de coleccionista de este peliculón , una ganga que no se encuentra nunca,estoy muy feliz ya que esta es sin duda mi pelicula favorita,cuando la veo siento paz, me encanta la lentitud con la que esta echa,
esos momento de expresividad de "bobby milk", esa pausa y parsimonia que adormecen mis sentidos.



El origen de Taxi Driver hay que buscarlo en la particular depresión que sufría, por aquel entonces, el desconocido guionista Paul Schrader (hoy en día uno de los mejores directores de cine norteamericano, con obras como Mishima (Mishima. A Life in Four Chapters, 1985) y Aflicción (Affliction, 1997)), tras ser abandonado por su mujer y verse obligado a quedarse sin casa. El camino que recorrió Schrader entre pornografía, alcohol y un anormal gusto por las armas quedó todo plasmado en el guión original de Taxi driver, del que escribió dos versiones en diez días.Taxi Driver narra la historia de Travis Bickle (De Niro), un excombatiente de Vietnam, claro antihéroe de los setenta norteamericanos, década triste y amarga, heredera del sueño roto del hippysmo de los sesenta, mutilada por la guerra de Vietnam, invadida por las drogas y los camellos, todo ello anclado en una desesperación silenciosa con tendencia a estallidos de ira en forma de violencia (situación que quedó muy bien reflejado en el film de Dennis Hopper Easy Rider (ídem, 1969). De entre toda esta desesperación vivamente retratada por Scorsese, de calles llenas de camellos, chulos, putas y luces de neón con carteles cómo "Fascination", renace la figura del alienado por la sociedad, ese hombre sólo, algo zopenco, incapaz de funcionar en un mundo aparentemente normal, donde él, aislado, sólo hace que alimentar su paranoia, bien circulando por las calles llevando a cualquier tipo de pasajero, bien escribiendo un diario siempre narrado en off, en el que escribe una y otra vez cómo "Llegará una lluvia que se llevará toda esta mierda". Sólo, triste, rechazado... Travis pasa el tiempo libre que no está en el taxi bebiendo, yendo a Salas X y alimentándose con dietas desastrosas, que no hacen más que aislarle más de la sociedad en la que se halla.
La grandeza del personaje de Travis Bickle, es que todos somos o hemos sido alguna vez cómo él, ese sentimiento de rechazo, de soledad, se hizo patente en el público de los setenta, y es lo que mantiene aún hoy viva la película, por que pese a todos sus defectos, la conjunción Schrader-Scorsese-De Niro, entendió lo que significaba ese dolor y así lo representó en imágenes, trasmitiéndolo a un público que se dividía ante la asimilación e identificación y el rechazo, en especial por la violencia exhibida al final del film. No es de extrañar así que en un gesto sentimentaloide de la academia decidiera dar el Óscar a la mejor película al sueño americano hecho realidad en Rocky (ídem, 1976. John G.Avildsen) en detrimento del film de Scorsese, así cómo el Óscar a mejor actor póstumamente a Peter Finch por Network, un mundo implacable (Network, 1976. Sidney Lumet), que no a un personaje tan violento como el Travis de DeNiro.








El desencadenate de la locura de Travis finalmente será la relación que tiene con dos mujeres. La primera, Betsy (Cybill Sheperd), es la persona que él elige para acercarse a un mundo que no le pertenece, sin embargo, preso de la ignorancia, por un lado, y por otro, con ciertas ganas de arrastrarla hacia su particular submundo, la lleva a una Sala X, donde ella primero, lo encuentra divertido por lo atípico de la situación, y luego lo rechaza, sintiéndose insultada, y saliendo del cine escapándose, literalmente de Travis, que la sujeta por el brazo varias veces, sin lograr entender que es lo que había pasado. Luego Scorsese dibuja perfectamente lo que es y siente Travis, cuando en un plano en el que él esta llamando a Betsy para excusarse, Scorsese desvía el plano hacia un pasillo vacío. Eso es Travis: un gran vacío.
La segunda mujer que se cruza en el camino de Travis es la joven prostituta de doce años Iris (Jodie Foster), que una noche se introduce en su taxi llorando pidiendo que la saque de allí, cuando irrumpe su chulo Sport (Harvey Keitel), y por la fuerza la saca del taxi y se la lleva. Esa situación y su posterior encuentro con ella en una habitación, donde Travis es incapaz de tocar a la chica, tras haber negociado con Sport en una escena divertida y tensa a la vez, fruto de la improvisación entre estos dos monstruos de la interpretación (De Niro-Keitel, que en "Malas calles" ya compartieron escena y método de actuación, en otra divertida escena en que los personajes de Charlie (Keitel) y Johnny Boy (De Niro) discuten por las deudas de este último), le lleva a entender su función en la vida: Eliminar a la escoria como Sport.
A partir de ahí Taxi Driver se dispara, primero Travis compra un montón de armamento en otra inolvidable escena en la que un pasante ilegal le explica que es lo que hace cada tipo de arma, posteriormente mata a un negro que estaba atracando una tienda y empieza a acosar al candidato a presidente, el senador Pallantine (Leonard Harris) (2). Scorsese pasa del excelente retrato de espacio suburbano neoyorquino a la trinidad calvinista enunciada arriba, Travis está preparado. Ha hecho flexiones, ha soportado el dolor de la llama del fogón (igual que hacía Charlie en Malas Calles), se ha fabricado una prótesis para sacar una pistola por la manga, ha escrito a sus padres, ha puesto dinero en un sobre para Iris, se ha afeitado la cabeza a lo mohicano (o a lo punk, como se prefiera) y ha estado jugando con el espejo «Are you talking to me?».
La violencia del final del film llevó a cierta gente a tildar el film de fascista y ultraviolento, al igual que sucediera recientemente con El club de la lucha (The Fight Club, 1999. David Fincher), o en su día con La naranja mecánica (A Clockwock Orange, 1971. Stanley Kubrick). Dicha afirmación, además de ser ridícula, deja claro que esta gente no entendió la película. El fin de Travis, tal como él lo veía sólo podía pasar por la catársis, es un ser condenado desde el primer fotograma, su evolución desde que le rechaza la vendedora de palomitas del cine X (interpretada por la primera mujer de De Niro, Diahne Abbot) hasta que el individuo del taxi (interpretado por el propio Scorsese) le confiesa que va a matar a su mujer por que se está acostando con un negro, Travis está condenado. Así tras su fallido intento de matar a Pallantine, en una secuencia claustrofóbica, y sí, violenta, Travis libera a Iris provocando una matanza, pero cuando quiere suicidarse al final de la misma, no encuentra con que hacerlo. Sutil ironía para este sociópata que acabará encumbrado por los periódicos como nuevo héroe tras salvar la vida de Iris, la brutal escena acaba con un escalofriante travelling en picado que desciende lentamente desde la habitación de la matanza a la calle donde ya se aglomera la gente interesada por lo ocurrido. Sin embargo, y cómo refleja el último detalle del film en que Travis mira sobresaltado por el retrovisor por haber creído oír o ver algo, en palabras del propio Scorsese "Travis es una bomba de relojería capaz de estallar en cualquier momento".(3)
Las críticas de la época se dividieron entre acusar la violencia y encumbrar el trabajo de De Niro como actor, en esta tendencia escribió Jack Crollo para "Newsweek": «... de principio a fin, Taxi driver, pertenece a Robert De Niro, el más notable joven actor de las pantallas norteamericanas. La película se reduce a un grotesco pas à deux entre Travis y la ciudad, y De Niro tiene la misma capacidad para ejecutar este paso que han tenido los más grandes actores de cine, ya sea en forma de allegro, como Cagney, o de largo, como Brando. De Niro controla su cuerpo cómo si fuera una escultura en movimiento.» La realidad es que De Niro está sensacional, dando impresionantes muestras de improvisación, además de la escena con Keitel, las dos situadas en los bares con Betsy y Iris y la charla con el guardaespaldas de Pallantine, así como su conocido y ya mítico duelo frente al espejo. Sin embargo situar sólo la película cómo su logro es un error.
Cómo he dicho al principio, Taxi Driver es fruto de la magia de estos tres hombres (Schrader-De Niro-Scorsese) en una determinada época de sus vidas.







"Taxi driver no me parece una película fácil o sencilla, sino todo lo contrario: una durísima prueba de fuego del espectador, un fortísimo alegato, una incómoda película que pueda hacer pensar y que, lo que es más grave, puede llegar al fondo de muchas cuestiones en un momento en que el hombre se pregunta la razón por vivir"







Es una obra de arte la cual no se puede pasar por alto sin duda alguna.
Curiosidades:
Robert De Niro se presentó al rodaje con la carcterística cresta que luce al final de la misma, a Scorsese no le pareció del todo mal y la incluyó en el film.

Robert de Niro trabajó como taxista cuatro semanas antes de la filmación, esto con el fin de meterse de lleno en su papel. Es la primera película en la que se introdujo un primer plano de un vaso de agua, cuando Travis dialoga con los otros taxistas del turno de noche en la cafetería.
En una de las escenas finales, Robert de Niro mantiene una conversación con Jodie Foster sentados en un bar. En un momento dado Jodie Foster se quita las gafas de sol que lleva puestas y las deja encima de la mesa. Cuando al poco rato se las vuelve a poner son unas gafas completamente distintas.

Hay dos intervenciones de Scorsese en el film: la primera y la más conocida, es la del cliente cornudo de Travis que amenaza con matar a su mujer con una magnun; la segunda es un breve cameo, en la primera aparición de Betsy le vemos sentado en un banco dirigiendo la mirada a la chica.
En el guión original el personaje del proxeneta interpretado por Harvey Keitel era de raza negra. Dado que ya habían aparecido numerosos personajes antagonistas que también eran negros, se decidió que el proxeneta fuera blanco para no deteriorar la imagen de la población afroamericana

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